Octubre 2015: Pocos días antes de las críticas elecciones en Turquía, la canciller Angela Merkel se encontraba con el Primer Ministro turco Erdoğan. En vistas del conflicto intraestatal que afecta a la región política, el momento del encuentro ha sido un descarado apoyo para el gobierno de Erdoğan de cara a las elecciones venideras. Durante este tiempo se ha cerrado un acuerdo entre la UE y Turquía, en el cual se trata principalmente de prohibir la entrada a la UE a través de Turquía a los refugiados, así como acordar las deportaciones de éstos desde Turquía. A cambio de ello, por un lado se han acelerado las negociaciones en relación a la entrada de Turquía en la UE y por otro, se ha aceptado la circulación sin visa de los ciudadanos*as turcos dentro de las fronteras de la UE. Además, la petición de una ayuda económica en valor de 3 mil millones de euros por parte de Turquía ha sido aceptada, a cambio de denegar la entrada de los refugiados a la UE.
Mientras Merkel y Erdoğan se encontraban en la mesa de negociaciones, más cadáveres de fugitivos se arrastraban a las costas de las fronteras europeas y eran instrumentalizados para las sucias negociaciones de ambos partidos. Poco tiempo después de las negociaciones miles de refugiados fueron detenidos en las fronteras turcas y enviados a centros de devolución. No obstante, las medidas enfocadas a un mayor control de las fronteras, no han podido evadir a las personas fugitivas de cruzar las fronteras. En el año 2015 el número de refugiados que intentaron llegar a Europa a través de Turquía, aumentó en un 400% en relación al año anterior. Este enorme incremento significa a la vez, que el número de casos de muerte durante los cruces de fronteras en las rutas migratorias aumentaron seriamente. Como preludio a las negociaciones entre la UE y Turquía, la indignación propagada por los medios que se desató a causa del arrollo a la playa del cadáver del bebé Aylan Kurdi, también quedó silenciada en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, no puede hablarse de que tras las negociaciones, hayan disminuído los bebés muertos que son arrastrados por el mar a las fronteras europeas. Esto naturalmente, es ocultado por los medios burgueses. Sobre todo por parte del gobierno alemán, llovían los elogios a Turquía por su trato a los refugiados: el hecho, de que se dejara esperar a millones de personas fugitivas dentro de las fronteras turcas, fue interpretado como ejemplo de auto-sacrificio. ¿Pero porque arriesgan su vida los refugiados para llegar a Europa, en vez de quedarse en Turquía, que se muestra como ejemplo de hospitalidad? En Turquía los menores refugiados que vienen de Siria y otros países, son empleados en condiciones de trabajo esclavas, siendo forzados a trabajar en sótanos insalubres y sin ventilación 12 horas al día. Estos niños refugiados trabajan seis días a la semana, por un sueldo semanal de 25 $. No es raro que a menudo, no sólo reciban su sueldo, sino por lo contrario, sean incluso maltratados.
Queremos hacer públicas las trágicas historias de vida de las personas que hemos conocido en Alemania. Refugiados, a los que no les ha quedado otra opción que mendigar en la calle, son víctimas de ataques racistas. Protestan contra el trato inhumano con el que se les mantiene en Turquía, y contra las deportaciones ahora previstas de vuelta a Siria y Afganistán. Cuando en un centro de devolución, financiado por fondos de la UE, cerca de la ciudad de Erzurum, se desataron protestas por parte de los refugiados, las fuerzas represivas del Estado intervinieron contra éstas. Sobre el destino de los refugiados que allí se encontraban, no fue dada noticia alguna hacia afuera y tampoco se les permitió consultar ningún abogado. Ni siquiera a los parientes más cercanos de los refugiados que allí se encuentran se les permite visitarles. La misma política de cercamiento y aislamiento que se lleva a cabo en Cizre y Silopi, se lleva a cabo aquí también.
A causa de los flujos migratorios también en Turquía se llegó a una cínica “instrumentalización de las personas fugitivas al servicio del lucro”. A personas refugiadas, que arriesgan sus vidas y han abandonado sus hogares, se les venden chalecos salvavidas estropeados. Mientras se les roba con
facilidad el dinero de los bolsillos, se separan de la vida. El sistema capitalista, que encuentra su alimento en guerras y enfrentamientos étnicos, tiene un gran interés en que la muerte siga aconteciendo fuera de sus fronteras. Contra la realidad de la huida masiva de personas, expresión del continuo e incesante saqueo de las guerras, cada día son trazadas nuevas fronteras y son impuestas mayores restricciones legislativas.
En Alemania, las primeras semanas de afluencia de refugiados fueron utilizadas como bandera de “bienvenidos a la democracia”. Sin embargo, la máscara cayó rápidamente y la verdad escondida tras ella salió a la luz. Los logros, que se consiguieron durante los años anteriores gracias a una resistencia revolucionaria de los refugiados, se han ido perdiendo poco a poco. Por ejemplo, se han vuelto a implantar leyes como la que prohíbe a las personas refugiadas abandonar el territorio que les ha sido asignado, así como la donación de paquetes de comida o el sistema de cupones.
Actualmente el sistema está programando un procedimiento de doble filo. Por un lado, intenta insertar rápidamente a las personas fugitivas en una relación laboral, para instrumentalizarlas como fuente de un impulso económico. Según el presidente del “Wirtschaftsforschungsinstitut” (instituto de investigaciones económicas) de Alemania, Marcel Fratzscher, los refugiados que son insertados rápidamente en el sector de trabajo juegan un papel decisivo para un impulso económico. De forma parecida a los tiempos del boom económico de los 60′, que pudo realizarse gracias a los “Gastarbeiter” inmigrados, se pretende instrumentalizar la fuerza de trabajo de las personas refugiadas para intereses lucrativos propios. Por este motivo, se están preparando actualmente leyes que permitan emplear a refugiados por debajo del salario mínimo.
Por otro lado, el sistema planea devolver tan pronto como sea posible a los refugiados considerados “inservibles” a través de las fronteras. Para ello cada vez se definen más países de origen llamados seguros y son adoptadas más leyes para tal efecto. El sistema capitalista-imperialista se esforzará en configurar las regiones de África y Medio Oriente según sus propias ideas, bajo pretexto de los argumentos “crisis migratoria” y “terror”.
Al mismo tiempo, con estos argumentos de “crisis migratoria y del terror”, se allana el camino para un repunte del racismo. Los “monumentos democráticos” como el Sistema de información de Schengen, o “Schengen-System” en alemán, con el que alardea la UE, se encuentran en un estado de disfunción. En algunos estados federales se están imprimiendo folletos que pretenden enseñar a los refugiados el correcto uso de un lavabo, el trato con mujeres o el correcto consumo de cigarrillos y comida. Estas medidas hacen aparecer a las personas refugiadas como “seres primitivos a civilizar”. En Holanda, se toman medidas de seguridad cuando los refugiados pasan por delante de guarderías. En Alemania, cada vez más a menudo, se llega a ataques físicos y hasta armados contra refugiados y no rara vez se prende fuego a sus viviendas.
Es conocido que el actual terror es un producto del proyecto anticomunista del sistema occidental capitalista. El actual gobierno turco, que compra armas a Alemania por la puerta grande, está formado también por personas que se hicieron grandes en asociaciones anticomunistas. Los países europeos discuten sobre si un país como Turquía, marcado por una situación de guerra, puede ser establecido como país de origen seguro. Los asesinatos a niños, mujeres y ancianos y las detenciones de periodistas y parlamentarios*as que están ocurriendo a sombras de las negociaciones, son aceptados en silencio. El evidente terrorismo de Estado que está ocurriendo en Turquía, como uno de los colaboradores del EI (Estado Islámico), es obviado deliberadamente por occidente a causa de un cálculo lucrativo.
No sólo los estados, sino también los movimientos de oposición en Europa no están mostrando una reacción suficiente contra la guerra y los asesinatos. Por otra parte, no muestran interés por los movimientos de liberación kurdos, por la Comuna de Paris (“Pariser Kommune” en alemán) guiada
por el pueblo y revolucionarios*as, por las barricadas en Madrid y Hamburgo, la defensa vietnamita u otros movimientos de resistencia a este nivel.
Con nuestros movimientos en la calle, sitiamientos y otras formas de acción colectiva que hemos llevado a cabo el Movimiento de los Refugiados en Alemania, hemos intentado mostrar que también se puede construir desde abajo una vida alternativa.
Incluso el famoso filósofo Zizek, que se define a sí mismo como Marxista, escribe artículos en los que proclama que Europa, frente a las personas fugitivas debe establecer fronteras y controles.
La cuestión de los refugiados debe abordarse en relación con la problemática de la unión de la clase trabajadora. Frente al saqueo capitalista y la guerra, se debe avivar una organización alternativa, orientada desde la base hacia las comunidades. Las experiencias de una vida libre de aquellos que intentaron unirse tras las barricadas, deben ser acogidas en las perspectivas de los movimientos de oposición europeos. ¡Viva la lucha por la humanidad y la unión!
Turgay Ulu
Berlin